El camino de la costa no era más que un camino de tierra, con la playa (enorme, de arena fina y blanca) a un lado y, al otro, un frondoso bosque de enormes robles, hayas y muchos otros tipos de árboles que él no conocía Tal vez tilos y fresnos. Max caminaba pensando en lo desafortunado que era, en lo mucho que echaba de menos la ciudad, a sus amigos y sus videojuegos. En lo maravilloso que habría sido el verano con todos esos largos días por delante para jugar con la consola en el sofá de su casa, ver la tele y bajar de vez en cuando a la piscina del lujoso bloque de pisos en el que vivía con sus padres.
Tan inmerso en esos pensamientos caminaba, que no se dio cuenta de que alguien le seguía, escondiéndose entre los árboles
El camino de la costa no era más que un camino de tierra, con la playa (enorme, de arena fina y blanca) a un lado y, al otro, un frondoso bosque de enormes robles, hayas y muchos otros tipos de árboles que él no conocía Tal vez tilos y fresnos. Max caminaba pensando en lo desafortunado que era, en lo mucho que echaba de menos la ciudad, a sus amigos y sus videojuegos. En lo maravilloso que habría sido el verano con todos esos largos días por delante para jugar con la consola en el sofá de su casa, ver la tele y bajar de vez en cuando a la piscina del lujoso bloque de pisos en el que vivía con sus padres.
Tan inmerso en esos pensamientos caminaba, que no se dio cuenta de que alguien le seguía, escondiéndose entre los árboles