El domingo Papá Elefante tenía ganas de dormir una larga, tranquila y silenciosa siesta. Estaba a punto de dormirse cuando escuchó un ruido tremendo: ¡Toc, toc, toc! Y luego otro: ¡Tu, tu, ru, tú! Y otro: ¡Pon, porom, pom! Y después todos a la vez. Pero, ¿quién estaba armando este jaleo?
El domingo Papá Elefante tenía ganas de dormir una larga, tranquila y silenciosa siesta. Estaba a punto de dormirse cuando escuchó un ruido tremendo: ¡Toc, toc, toc! Y luego otro: ¡Tu, tu, ru, tú! Y otro: ¡Pon, porom, pom! Y después todos a la vez. Pero, ¿quién estaba armando este jaleo?