Las dos obras traducidas en este libro han sido vistas con frecuencia como documentos de la Roma de su tiempo: a través de ellas podemos asomarnos directamente a la Roma de Augusto, a sus costumbres amorosas, a la vida privada, a la cultura, etc., pero no hay que olvidar que el texto ovidiano se construye también sobre la literatura y en este sentido es un texto que habla de metaliteratura. Por otro lado, a pesar de la relativa abundancia de pasajes de contenido sexual, prácticamente nunca, ni la intención ni el resultado, pueden ser calificados de obscenos.
Las dos obras traducidas en este libro han sido vistas con frecuencia como documentos de la Roma de su tiempo: a través de ellas podemos asomarnos directamente a la Roma de Augusto, a sus costumbres amorosas, a la vida privada, a la cultura, etc., pero no hay que olvidar que el texto ovidiano se construye también sobre la literatura y en este sentido es un texto que habla de metaliteratura. Por otro lado, a pesar de la relativa abundancia de pasajes de contenido sexual, prácticamente nunca, ni la intención ni el resultado, pueden ser calificados de obscenos.