En lo más agreste del Pirineo aragonés, en la Alta Edad Media, el caballero Garval nos recuerda -en palabras de Verónica Murguía- que: el corazón humano es mil veces más sanguinario que el de cualquier animal.
Bien y mal, valor y deseo, dignidad y engaño, conforman una insólita peripecia que a nadie dejará indiferente.
En lo más agreste del Pirineo aragonés, en la Alta Edad Media, el caballero Garval nos recuerda -en palabras de Verónica Murguía- que: el corazón humano es mil veces más sanguinario que el de cualquier animal.
Bien y mal, valor y deseo, dignidad y engaño, conforman una insólita peripecia que a nadie dejará indiferente.