A finales del siglo XIX se descubrió oro en la recóndita cuenca del Klodinke, en Alaska. La `fiebre del oro’ llevó a miles de aventureros a aquellas remotas tierras. Entre ellos iba el joven Jack London, que al cabo de unos meses regresaría a casa enfermo y con las manos vacías. Las vivencias allí acumuladas le servir ían para escribir esta serie de narraciones en las cuales se condensa el London más depurado
A finales del siglo XIX se descubrió oro en la recóndita cuenca del Klodinke, en Alaska. La `fiebre del oro’ llevó a miles de aventureros a aquellas remotas tierras. Entre ellos iba el joven Jack London, que al cabo de unos meses regresaría a casa enfermo y con las manos vacías. Las vivencias allí acumuladas le servir ían para escribir esta serie de narraciones en las cuales se condensa el London más depurado